jueves, 20 de octubre de 2011


Lo podríamos llamar "El secreto de Juan Pablo II"

¿Cuál ha sido el secreto de este Papa?

¿Por qué ha podido mover el mundo como si fuera un a tabla de ajedrez?

Para responder daremos uso a una pequeña anécdota que a nuestro parecer puede arrojar luz sobre estas interrogantes. En una ocasión, no hace mucho tiempo, un periodista entrevistó a un cardenal del Vaticano: "¿Qué piensa usted de Juan Pablo II?", si se quiere fue una pregunta un tanto general. Y el Cardenal del Vaticano le respondió con claridad. Sin duda alguna, el hoy beato Juan Pablo II, era un hombre muy de la Tierra y muy de Dios. Hasta en algunos momentos de su vida pareciese que no sólo quería "seguir" a Jesucristo, sino
que quería dejarle entrar -a través de la oración y los sacramentos- hondamente en su corazón; permitiendo de una forma tal que Cristo vivirá en él y actuara desde su interior. Así, desde este lazo de amor se explica la gran atracción de este Papa, que fue como un imán, no sólo para millones de jóvenes que acudieron puntualmente a sus citas, sino para gente de todas las edades y condiciones: que pudieron experimentar la bondad de Cristo en su presencia. "Es un hombre sumamente peligroso," a lo que el periodista muy estupefacto de tan denunciante respuesta no le quedo más que responder "¿Por qué es peligroso?". Y el cardenal con una sonrisa en sus labios le dijo de manera afirmativa: "Confía completamente en Dios," señalando, probablemente, una de las actitudes más características y profundas de este hombre que supo amar y dar su vida por el evangelio.

martes, 18 de octubre de 2011

HACERSE CATEQUISTA DIA A DIA

Como muchos saben ¡«Ser catequistas» no es cosa fácil! Es mucho más sencillo «dar catecismo»... porque es a horas establecidas... con un texto que explicar en las manos... con un programa a desarrollar... es por eso, que me atrevo a decir que se incurre en este peligro cuando uno se convierte en un catequista con demasiada rapidez, es si se quiere una realidad pastoral que muchas veces demanda y hasta con urgencia una contribución inmediata a la educación de los muchachos en la fe. Es por eso, que tenemos que tener en cuenta que antes que nada es importante «ser catequistas» y lo demás viene por sí solo.

Ahora bien, catequistas, hemos querido hablar de esto ¿por qué tal vez tú mismo o tú misma, después de haber adquirido el método y asimilado mejor el mensaje cristiano, adviertes en este punto precisamente la necesidad de definir y cualificar tu identidad? Identidad que no debe ni puede ser otra que «ser catequista».

Por otro lado, y sin duda cabría preguntarnos ¿Deseo convertirme en catequista?, es decir, deseo rehacer un camino que personalmente me compromete a lo largo y ancho de un itinerario de fe que me sitúan junto a los muchachos para crecer con ellos en la vida de comunión con el Señor, en la escucha de la Palabra de Dios, en la oración y en la participación asidua a los sacramentos, de manera especial la Eucaristía y la Reconciliación.

Volviendo la mirada hacia lo antes dicho, el catequista, por ningún motivo, debe olvidarse nunca de que la eficacia de su ministerio, más que a aquello que dice, será correspondiente a aquello que es, al calor que dimane de los ideales por él vividos y que irradie de todo su comportamiento, es decir, que el catequista debe ser tanto en palabras como en obras testimonio en todo lugar y momento. Teniendo en cuenta que su preocupación primordial no será, solo la de adecuar su propia vida espiritual sino también la de aquellos que él o ella enseña, cultivando para esto la oración, la meditación de la palabra de Dios, la fidelidad en el propio cumplimiento del deber, la caridad para con los hermanos indigentes (mas necesitados), y la esperanza de los bienes eternos.


Como resultado de que no nos ejercitamos bien en todo lo antes mencionado mucha veces hasta somos capaces de preguntarnos ¿Es acoso posible llegar a descubrir la propia identidad de un verdadero catequista? Y eso pasa porque no somos capaces de ver en ella precisamente: Un don (regalo) antes que un compromiso, una vocación antes que una opción personal, una respuesta de fe antes que un simple servicio de promoción humana.


En consecuencia podemos decir, como complemento, que a pesar del esfuerzo que pongamos en ser unos buenos catequistas, sino tenemos en cuenta todos estos caracteres de lo que es ser catequista, a pesar del esfuerzo no podremos ser un buen catequista que se hace o debería hacerse como lo referimos en el titulo día a día